Claudia Sheinbaum, aspirante a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México por Movimiento Regeneración Nacional (Morena), rechazó la oportunidad de acudir a un debate junto a los otros dos aspirantes al mismo cargo.
Ante la invitación expresa del periodista Joaquín López Dóriga, la morenista argumentó que al encontrarse en proceso electoral en un periodo de intercampañas, podría haber una posible sanción por parte de las autoridades electorales.
En una carta publicada en sus redes sociales, Sheinbaum Pardo indica que es importante una mesa de diálogo con los otros aspirantes, pero esta puede ser considerado un acto anticipado de campaña:
“El problema del debate al que me invitas, en el cual estarán los otros precandidatos a la Jefatura de Gobierno por otras coaliciones y partidos políticos, es el tiempo electoral en el que deseas hacerlo”.
Esta declaración contrasta claramente con lo establecido y dicho por las autoridades electorales, quienes ya aclararon que los aspirantes a un cargo de elección popular pueden dar entrevistas en los medios de comunicación, siempre y cuando no hagan un llamado al voto.
Así que de haber querido. Sheinbaum podría haber acudido al debate como de hecho lo hicieron Alejandra Barrales y Mikel Arriola.
Pero de acuerdo con algunos análisis, la negativa de Sheinbaum formó parte de su estrategia para cuidar la ventaja que tiene en las encuestas.
Algo similar hizo su jefe, Andrés Manuel López Obrador en la campaña presidencial de 2006, cuando declinó invitaciones de los medios, e incluso se negó a acudir a uno de los debates oficiales organizados por las autoridades electorales. A la postre, AMLO perdió puntos porcentuales que marcaron la diferencia en su contra al término de la elección.
La oportunidad de haber acudido a este debate con López Dóriga, habría permitido a Sheinbaum marcar agenda en los temas polémicos, como adopción y matrimonio igualitario. Sobre todo, luego de las declaraciones del precandidato del PRI, Mikel Arriola, quien se dijo en desacuerdo con dichos tópicos.
Sin embargo, Sheinbaum jugó conservadora, y rechazó la oportunidad de apuntalar su ventaja.
Tal parece que la ex delegada de Tlalpan está cometiendo el error de permanecer callada, no marcar agenda en los temas, mientras sus competidores van avanzando y restándole puntos. A ver si no se arrepiente el 2 de julio.