Los seres humanos dependemos de fuentes energéticas para sobrevivir, y una de las fuentes más utilizadas y a la vez más escasas son los hidrocarburos. Todos sabemos que son la mayor fuente de contaminación, pero mientras dependamos de ellos, lo que necesitamos son formas más amigables de extraerlos del subsuelo. Pensando en esto es que un grupo de investigadores de la Facultad de Química de la UNAM han diseñado una partícula que permite conocer el flujo del petroleo a más de 2 mil metros de profundidad.
Algunas características que hacen a esta partícula tan única y potencialmente benéfica son sus propiedades ya que es inocua para el ambiente, biodegradable, capaz de ser detectada en concentraciones mínimas y resistente a la salinidad, altas temperaturas, y alta presión.
La idea es poder detectar el flujo de petróleo en yacimientos carbonatados, como son los que en su mayoría existen en México con el fin de mejorar la capacidad de extracción que en la actualidad ronda entre el 30 y 40% del crudo que existe en los pozos.
La tecnología desarrollada 100% en la UNAM se ha probado en el campo Poza Rica con resultados satisfactorios, por lo que ya se encuentra en proceso de patente tanto en México como en los Estados Unidos.
De acuerdo con Fernando Barragán Aroche, líder del proyecto, en un pozo aparentemente agotado pueden inyectarse diferentes sustancias que ayudarían al petroleo a seguir fluyendo, pero para eso, es necesario conocer la estructura de los yacimientos.
Ahí es donde entra en juego esta partícula creada por universitarios ya que se inyecta en el yacimiento, se va hasta el fondo y empieza a emerger, de esta manera, donde más concentraciones haya de ella es por donde con más facilidad podrá extraerse el crudo.
Con la reforma energética, es una buena oportunidad para que las empresas extranjeras y mexicanas que han apostado por extraer petróleo en México, apuesten por esta tecnología para mejorar el rendimiento de los yacimientos existentes.