Desde ayer, tres colosos velados, similares a crisálidas, parados sobre una barca humedecida y desgastada por el agua y por el tiempo, enfilada hacia el infinito, impresionan y llaman a la reflexión a los miles de paseantes que a diario circulan por la explanada del Palacio de Bellas Artes.
Se trata de el ruido generado por el choque de los cuerpos, pieza del escultor Jorge Marín en la que trabajó desde hace cuatro años con la intención de exhibirla precisamente en ese punto, ubicado apenas a unos metros de la esquina de Eje Central y Juárez.
La obra permanecerá en ese sitio hasta el 11 de marzo de 2018 y recrea un paisaje surrealista al reconfigurar la relación entre ésta y el espacio, dando lugar a un ambiente propicio para la contemplación.
Para el artista plástico, la pieza asemeja una fotografía, pues captura un instante del tiempo y de la historia por la que atraviesa el país, un momento que está abierto al cambio, en el que algo novedoso y diferente se gesta debajo de la crisálida de bronce de dos figuras masculinas y una femenina que viajan en una barca hacia un destino que aún está por definirse y que queda abierto al espectador.
“Hay unas figuras humanas envueltas, totalmente cubiertas, emulando lo que es un capullo; ellas mismas se encapsulan, pero viene algo mejor, viene algo nuevo, viene algo, hay futuro. Yo veo así hoy a mi país: está envuelto porque se está gestando y sé que va a nacer, sé que va haber algo ahí adentro. Nuestro país siempre está cambiando, pero yo creo que hay algo más, desde la esencia de la población, que es lo que se está moviendo para cambiar y es lo que yo quise retratar”, comentó Marín.
Comprometido con llevar arte a espacios públicos como un vehículo para el diálogo en las comunidades, el artista plástico consideró que debe existir responsabilidad entre los distintos actores para intervenir un sitio.
Marín afirma que escuchó muchos ruidos, mismos que plasmó en su obra, sin embargo al ser cuestionado sobre cuáles son esos sonidos que produce el choque de los cuerpos, el artista dijo que está más interesado en conocer los que la pieza evoca en el público.
“No quise dar un instructivo para que las personas lleguen a ver algo de una manera impuesta. Mi trabajo está hecho para que cada quien tenga su propia experiencia y le ponga su propio título a la obra, eso es lo que nos enriquece, el poder apropiarnos de cada cosa para crecer en lo individual”, concluyó.