Denzel Washington, de 62 años y nominado en siete ocasiones al Oscar, todavía trata de mejorar.
En la cinta de Dan Gilroy Roman J. Israel, Esq. Washington enfrentó un reto con uno de sus papeles más complicados y singulares. El personaje principal, interpretado por Washington, es un veterano abogado activista. Luego de décadas trabajando como una mente brillante tras bambalinas, la muerte de uno de sus socios más renombrados deja a Israel bajo los reflectores.
Para un actor cuyas interpretaciones más fuertes (Malcolm X, ‘Glory, ‘Training Day) han sido monumentos de poder y fortaleza, Israel es una rareza, un solitario antisocial quien de acuerdo a Gilroy y Washington padece síndrome de Asperger. Aunque también forma parte de los papeles más recientes de Washington (el trágico Troy Maxson en Fences, el piloto alcohólico en Flight), han llevado al actor a nuevas direcciones.
“Estoy viendo al tipo en el espejo”, dice Washington. “A él es a quien estoy retando”.
Washington se reunió para una entrevista en Manhattan esta semana durante un receso en la filmación de la nueva entrega del thriller “The Equalizer 2” en Boston. Su afecto por Israel es obvio, es la única película, dice, en la que se ha descubierto pidiendo discretamente a su personaje que tome mejores decisiones.
Las propias decisiones de Washington, una de las más grandes estrellas del planeta, son también fascinantes.