Mientras la comunidad escolar aún llora a las 26 víctimas del colegio Enrique Rébsamen, la directora y dueña, Mónica García Villegas, exige a los padres de familia que paguen las colegiaturas sin retraso alguno.
A través de dos portavoces: la directora de Preescolar Cecilia Enríquez, y la de Primaria, Beatriz García, advirtió, seis días después de la tragedia, que no dará descuentos ni prórrogas, de acuerdo con una minuta enviada a los papás.
“La miss Mónica en la reunión anterior pidió se pagaran las colegiaturas con puntualidad”, se lee en el punto 10 de los 14 del documento acordado por padres representantes de cada grupo.
Algunos padres de familia entrevistados aseguraron que García Villegas continuaba sin darles la cara. La única comunicación que han establecido con ella es a través de un chat del colegio habilitado en WhatsApp, en el que participan centenares de papás. Todas las reuniones a las que había convocado “la miss Mónica”, como la llaman, terminó por cancelarlas.
Esta semana, vía el chat grupal, la propietaria del colegio convocó a los padres de familia a una reunión este próximo domingo 1 de octubre.
Supuestamente estará ella, la supervisora de la Zona Escolar 525, Eloísa Castañeda Tejadilla, y la portavoz Beatriz García. La cita es en la escuela pública Margarita Maza de Juárez, donde está la Inspección de la SEP a la que pertenece el Rébsamen.
La directora solicitó esta reunión para, entre otros puntos, definir el destino escolar de los alumnos. Según el punto 14 de la minuta se pretende reubicar a algunos en los colegios Madrid y Lestonnac, ubicados en la zona de Coapa.
La decepción que sienten hacia la dueña del colegio no sólo es porque luego de la tragedia aún sigue cobrando la colegiatura, sino porque la mayoría desconocía que dentro de las instalaciones vivían ella, sus dos hijas, su papá y antes hasta su hermano.
“Jamás supe que la directora vivía en el colegio. Si lo hubiera sabido nunca hubiera tenido a mi hijo ahí, ni siquiera por el sobrepeso que el departamento ocasionó en el edificio que se colapsó, pues era imposible predecirlo, sino porque cualquier alumno, donde haya habitaciones y camas entre las instalaciones educativas, corre mucho más peligro de ser abusado sexualmente”, sostuvo una madre de familia.
Muchos se enteraron de la existencia de la vivienda cuando los rescatistas les notificaron a algunos padres la dificultad que enfrentaron para sacar a más víctimas debido al piso de mármol que Mónica García tenía en su casa. Peor aún: observaron cómo de entre los escombros no sólo salieron los niños y personal de la escuela, sino varios muebles blancos tipo Luis XV, un colchón y carretillas con cajas de zapatos.
“Vi cómo cuatro militares sacaron de su casa una tina italiana individual con patas plateadas en plenos trabajos de rescate”, relató una vecina.
La tragedia quedó sintetizada en imágenes de padres que tuvieron que llevarse a sus hijos muertos envueltos en una sábana.