Por muchos años se pensó que el cerebro era algo rígido e inmutable, que las neuronas eran irremplazables y que sólo se podrían producir durante el desarrollo embrionario. Esta idea cambió radicalmente con el descubrimiento de la neurogénesis en el adulto humano, asó como en roedores y aves. Este hallazgo no sólo derrumbó un dogma, sino también planteó las preguntas sobre el mecanismo para generar e integrar nuevas neuronas en un cerebro ya maduro.
Con esta premisa se ha desarrollado el trabajo de uno de los investigadores más importantes de los últimos tiempos, el neurobiólogo mexicano Arturo Álvarez-Buylla Roces, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2011 por su descubrimiento de la regeneración de neuronas en cerebros adultos.
En el encuentro académico Mecanismos de renovación de las células madres del cerebro adulto, celebrado en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), el experto explicó que una de las cualidades de las neuronas es que están extremadamente integradas al resto del sistema nervioso; sus dendritas y axones efectúan las funciones fantásticas que tiene el cerebro.
Antes se creía que era imposible reemplazar estas células, no sólo porque no se reproducían, sino porque implicaba quitar una de estas células, que está bien integrada, y poner una nueva de forma que contribuya de manera útil para la regeneración o mantenimiento del sistema nervioso.
Uno de sus mentores, Fernando Nottebohm, de la Universidad de Rockefeller en Nueva York, naturista interesado en el comportamiento animal, en particular el canto de las aves, descubrió nuevas neuronas que se integraban a los circuitos que controlan el canto de canarios adultos. Esta era la primera evidencia de células con apariencia de neuronas que habían nacido, se habían movido a una determinada región del cerebro y se habían convertido en neuronas.
Como embriólogo y biólogo del desarrollo, Álvarez-Buylla se enfocó en estudiar los mecanismos de renovación neuronal, mediante los cuales estas células se metían al cerebro, llegaban a la zona donde se necesitaban y contribuían a los circuitos cerebrales. Descubrió que una subpoblación de células funciona como progenitora de nuevas neuronas que se incorporan al bulbo olfativo, así como la zona subventricular, que es el origen de la neurogénesis de células olfativas en el adulto y la migración en cadena de estas células para alcanzar dicho bulbo.
Pero además, contribuyó a establecer la existencia de 10 tipos de células que se producen en la zona subventricular: son células madres, pero dependiendo de su región están especializadas para producir distintos tipos de neuronas, pero considera que debe existir mayor diversidad en esa u otra zona, algo que espera que su equipo logre encontrar.
El investigador mexicano recordó la labor de su padre, el neurofisiólogo Ramón Álvarez Buylla, en Cinvestav, quien en su laboratorio de reflejos condicionados con animales de laboratorio realizaba estudios sobre trasplantes de hipófisis y glándula salival. Este trabajo sembró en él la semilla que hasta hoy lo sigue impulsando a tratar de descifrar los misterios del sistema nervioso.