El Papa se mostró visiblemente conmovido durante un encuentro personal que sostuvo con Thomas Uzhunnalil, el sacerdote hindú que pasó 18 meses secuestrado por grupos yihadistas en Yemen.
Cuando Francisco entró a una sala de su residencia vaticana, la Casa Santa Marta, el religioso se tiró al piso para besarle los pies, pero el pontífice le pidió alzarse inmediatamente y le besó sus manos, en signo de respeto.
La reunión tuvo lugar después de la audiencia general que el pontífice encabezó ante miles de personas en la Plaza de San Pedro. El Papa lo abrazó y lo animó, asegurándole que continuará orando por él, como lo hizo durante su cautiverio.
Uzhunnalil, hindú y miembro de la congregación de los Salesianos de Don Bosco, fue secuestrado el 4 de marzo de 2016 en una casa para ancianos de las Misioneras de la Caridad, en Yemen. Durante el ataque, cometido por milicias adscritas al Estado Islámico, cuatro monjas y otras 12 personas fueron asesinadas.
Tras meses de silencio, ansiosa búsqueda y rumores sobre su supuesta muerte, el clérigo fue liberado esta semana gracias al involucramiento del gobierno de Omán. El padre Tom, como lo conocen sus amistades, le confesó al papa que rezó cada día por él, ofreciendo sus sufrimientos por su misión y por el bien de la Iglesia. Además, reveló que durante el secuestro no pudo decir misa, pero cada día repetía “en su corazón” las palabras del rito.
Ahora el religioso, de 57 años, permanecerá en Roma para algunos análisis médicos, acogido por la comunidad salesiana, aunque sus condiciones de salud son buenas porque durante el periodo de cautiverio no tuvo particulares problemas y “fue tratado bien”.
Originario de la región hindú de Kerala, el salesiano fue educado en la fe cristiana por su familia. Su tío Mateo, fallecido en 2015 y también salesiano, fundó la misión en Yemen. Al momento del secuestro, el religioso se encontraba desde hacía cuatro años en Yemen.