Acompañado de una treintena de payasos que bailaban, andaban en zancos y hacían reír a los transeúntes, Adams recorrió gran parte de la sede de la Universidad de Costa Rica para llevar su mensaje del poder curativo del humor.
“Buenas tardes”, dijo a los asistentes a una conferencia posterior al desfile. “Y eso es todo lo que voy a decir en español, salvo ‘pedo’ y ‘moco’”, declaró el galeno de 72 años, arrancando risas de cientos de personas que lo escuchaban.
Llevó a su tropa de payasos a La Carpio, una comunidad de migrantes en el oeste de la capital donde abundan los problemas sociales.
Contó que entró a estudiar medicina con la idea de ayudar a las personas a superar los problemas de la salud, pero rápidamente se dio cuenta de que el sistema sanitario estadounidense dejaba mucho que desear.
“Era obvio para mi que nuestros hospitales eran horribles, trataban a los ricos diferente que los pobres, a los feos distinto que a los bonitos, a los negros distinto que los blancos. Me di cuenta que no podía trabajar en un hospital de Estados Unidos”, recordó.
Vestido con un pantalón con estampas de flores y una camisa colorida, Adams narró el surgimiento de su método de tratamiento humanista, en el que los médicos pueden pasar cuatro horas con un paciente para conocerlo como persona, no solo sus afecciones.
Sus ideas tomaron fuerza después de que su historia inspiró una película de 1998 protagonizada por el fallecido Robin Williams.
Con la fama que le dio la cinta comenzó a dar conferencias pagadas alrededor del mundo, y con ello financiar sus proyectos médicos.
“Con lo que gano en una conferencia puedo construir una clínica o una escuela en un país pobre. Entonces eso es lo que hacemos”, dijo.
Al final de la charla abrió un diálogo con los asistentes, que le preguntaron sobre los partos en casa, el sistema de salud en Costa Rica y cómo hacer que gente enferma se mantenga positiva.