A través de la pintura los niños descubren a un mundo lleno de colores, formas, trazos e imaginación, simbolizan sentimientos y experiencias. La pintura estimula la comunicación, la creatividad, la sensibilidad y aumenta la capacidad de concentración y expresión de los niños. La pintura como cualquier otro tipo de actividad es un aprendizaje que se puede enseñar a través del ejemplo.
Si el niño está acostumbrado a ver a su papá o a su mamá pintando, seguramente se sentirá atraído por los pinceles, por las pinturas, lápices, colores, formas, etc. Jamás debemos olvidarnos que los niños aprenden todo por imitación. Despertado el interés, ahora solo queda a los padres motivarlos y orientarlos en todo lo que sea posible.