“Decían que podías nombrar Akron en Japón y todo el mundo sabía que era la ciudad de los neumáticos”, dicen en una población a algo más de 60 kilómetros de Cleveland que hoy es, claro, la ciudad de LeBron James, que nació precisamente cuando muchas de las grandes fábricas que habían capitalizado la economía local (el imperio de la goma y las ruedas: Firestone, Good Year) se estaban marchando. Era 1984 y si Akron había tenido un momento de cierto esplendor, ya había pasado. Entonces llegó LeBron… y cuatro años después Stephen Curry.
Porque, la historia ha corrido como la pólvora en los dos últimos años, LeBron James y Stephen Curry nacieron, con 39 meses de diferencia, en la misma planta del mismo hospital, hoy llamado Summa Akron City Hospital: uno del 30 de diciembre de 1984, el otro el 14 de marzo de 1988. Solo el primero ha seguido vinculado siempre (hasta cuando se mudó a Florida) a esa tierra en el corazón de Ohio porque Stephen Curry apenas vivió unos meses allí antes de que su padre, Dell, dejara los Cavaliers y se marchara en el draft de expansión de 1988 a Charlotte Hornets. De allí son los recuerdos de infancia del actual MVP, que sin embargo asegura que los expertos en scouting deberían “echar un vistazo siempre a los niños que nacen en ese hospital”. LeBron también suele tomarse el asunto con humor y aseguró en su momento que era “una excelente prueba de aquello de que el mundo es muy pequeño”.
Y Akron se enfrenta a ello con una especie de orgullo desenfadado. Edward Ferris, segundo del área de maternidad del hospital en cuestión, dice que cualquiera nacido allí puede ser MVP: “Está claro que los niños que nacen en este hospital tienen un potencial ilimitado”. Y Good Year regalará a los padres de los nacidos en ese y otros dos hospitales de la zona durante las Finales un pack que incluye un juego de neumáticos y una silla de bebé para coche.
El nacimiento de Stephen Curry se adelantó casi dos semanas, así que su padre estaba jugando fuera de la ciudad y su madre, Sonya, trabajando después de haber estado la noche anterior en un concierto de Earth, Wind And Fire. La mujer de un compañero de Dell en los Cavs le llevó en plena urgencia al hospital equivocado y la policía tuvo que escoltarle a toda prisa al que iba a ver nacer a Stephen Curry, menos de tres años y medio después que LeBron James. Por entonces, los Cavs jugaban a unos treinta kilómetros de Cleveland, en el Richfield Coliseum, así que Dell y Sonya Curry decidieron establecer su residencia en Akron, en un apartamento en Treetop Trail en el que hoy vive Shardanay Banks, una veinteañera que se toma con buen humor las visitas de las televisiones nacionales durante las dos últimas Finales. Todos hacen la ruta del fino hilo que une a LeBron y Curry, ahora mismo la gran rivalidad de la NBA y casi dos conceptos distintos de entender el baloncesto y, seguramente, la vida.
Cuando la familia Curry se marcó a Carolina, LeBron comenzaba a hacer sus pinitos en Hickory Street, con una canasta casera fabricada a partir de una de esas cajas compartimentadas para llevar botellas de leche. Si en algún par de sus modelos de zapatillas se puede leer, generalmente en la suela, “milk crate technology”, no es más que por el homenaje de Nike a los orígenes de LeBron: la tecnología de la caja de leche. El resto es esa especie de tragedia griega que fue su ascenso a la gloria, descenso a los infiernos tras su marcha a Miami y regreso recibido con un aura de devoción que va mucho más allá del baloncesto. En cierto modo aunque en otros términos, algo parecido a los que sucede en Oakland con los Warriors: no son zonas con demasiadas buenas noticias ni acostumbradas a acaparar titulares.
Ya los míticos partidos de LeBron con el instituto de St. Vincent – St Mary., desde el que saltó directamente a la NBA, tuvieron que trasladarse de la cancha del equipo a la mucho mayor de la Universidad de Akron, donde casi 6.000 personas veían a una versión de los ‘Fab 5’ (los cinco fabulosos) al estilo de la legendaria de la Universidad de Michigan (Jimmy King, Jalen Rose, Chris Webber, Ray Jackson y Juwan Howard). Con LeBron formaban Dru Joyce III, Romeo Travis, Willie McGee y Sian Cotton. Todos han mantenido después una relación muy estrecha con él pero en distintos términos a otras estrellas de la NBA: no se han dedicado a revolotear a su alrededor sino que cada uno recorrió su propio camino. Aseguran que LeBron no es de los que da cosas a cambio de nada, pero siempre corresponde. Consiguió que Joyce y Travis estuvieran a prueba en Ligas de Verano con los Cavaliers, donde trabaja como ojeador universitario el otro miembro del grupo, Brandon Weems. Una canción de Cotton, que trata de hacer carrera en el hip-hop, se coló en el NBA2K14, y McGee es director de deportes del viejo instituto en el que crecieron juntos. Gracias en parte a una carta de recomendación del propio LeBron.
Joyce III y Travis jugaron después al baloncesto por todo el mundo. El primero fue una estrella en Alemania, el segundo MVP en Israel y Filipinas después de intentarlo sin suerte en España (Cantabria Lobos y Ciudad de Huelva, 2007 y 2008). Son la coraza de LeBron, los viejos amigos a los que dejó atrás pero no a un lado para triunfar después de haber nacido en Akron, en el hospital al que le corresponden seis de los ocho últimos MVP de la NBA: cuatro de LeBron James, dos de Stephen Curry.