Jimmy Kimmel se tomó un tiempo para convertirse en un ciudadano más de Springfield y disfrutó de un tour privado con Homero Simpson para celebrar los 600 episodios de la serie animada más famosa de la historia. La invitación no fue precisamente amistosa, el comediante norteamericano llegó a Springfield gracias a ¿una patada?.
Todo comienza cuando Homero Simpson está viendo Jimmy Kimmel Live y con golpes al televisor se queja de que el presentador “no es tan divertido”, y hasta le da un golpe bajo al mencionar que lo único que quiere es “verlo cantando en un coche” (wink wink James Corden), en un acto de desesperación Homero patea la televisión y así Kimmel logra pasar al mundo amarillo.
En un breve, pero divertido, recorrido Homero lleva a Kimmel por la caótica planta nuclear en la que trabaja, por la escuela primaria de Springfield en donde el comediante toma el lugar de Bart y escribe en el pizarrón “No haré a las celebridades leer tweets crueles”, incluso se echan unas chelas en la taberna de Moe, que para el gusto del presentador es más deprimente de lo que imaginaba.