La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) proyecta esta herramienta, que orientará y coordinará acciones entre las instancias gubernamentales, establece objetivos, estrategias y líneas de acción para mejorar la calidad del aire en el país, para proteger la salud de la población y los ecosistemas; y contribuir al desarrollo económico sustentable.
La estrategia, con visión 2017-2030, se enmarca en el Programa Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2013-2018 y se fundamenta en el artículo 4 de la Constitución, que decreta el derecho que asiste a las personas para vivir en un ambiente sano para su desarrollo y bienestar.
La dinámica propone además coordinar acciones entre las distintas instancias de gobierno para establecer un equilibrio entre los riesgos a la salud que implican determinados niveles de concentración de contaminantes.
Para ello se establecen cinco ejes y 69 líneas de acción para mitigar emisiones, de manera que en los próximos años se generalicen en las principales ciudades del país.
El primer eje, sobre Gestión Integral, tiene como objetivo coordinar el tema de la calidad del aire de manera compartida entre los tres órdenes de gobierno para reducir las concentraciones de contaminantes atmosféricos en el país.
Para ello, se prevé un ordenamiento integral y sustentable del territorio, una estrategia de transporte que involucre tecnologías y la disponibilidad de combustibles de mejor calidad, así como programas preventivos para desarrollar una flota vehicular más limpia, como verificación obligatoria, chatarrización y renovación de unidades, que no están presentes en todo el país.
¿#SabíasQue estamos en #TemporadaDeOzono? 🚙💨 Se caracteriza por altas concentraciones del contaminante durante largos periodos de tiempo. 🚘 pic.twitter.com/5GfwtBYPYy
— CAMegalópolis (@CAMegalopolis) March 13, 2017
Otra propuesta que se maneja en este eje es que cada entidad federativa cuente con un Programa de Gestión para Mejorar la Calidad del Aire (ProAire), con atención preferente en cuencas, localidades prioritarias y zonas metropolitanas.
El segundo eje prevé impulsar las instituciones cuyas acciones inciden en la contaminación atmosférica, mediante la delimitación de competencias y ámbitos; contar con un cuerpo de recursos humanos calificados para instrumentar actividades; asignaciones presupuestales para implementar políticas y programas e indicadores que midan el desempeño.
Ante esta problemática, expone la estrategia nacional, las leyes relacionadas con este tema deben ser actualizadas de forma integral; dotar de capacidades técnicas, financieras y operacionales a los órganos de gobierno encargados de inspeccionar y vigilar el cumplimiento de la normatividad en materia de calidad del aire, a fin de mejorar su desempeño.
El tercer eje busca actualizar el marco regulatorio en materia de prevención y control de la contaminación de la atmósfera; fortalecer los instrumentos económicos y de fomento para incentivar la transformación voluntaria de los procesos de las empresas para reducir sus emisiones contaminantes, y fomentar y desarrollar un mercado de bienes y servicios verdes.
Uno de los fundamentos de esta táctica consiste en fortalecer y precisar los convenios permitidos por la ley para que autoridades y particulares acuerden programas para reducir y cuantificar la emisión de contaminantes.
La logística prevé regular actividades como la alfarería, la práctica de quemas agrícolas, la fumigación y el uso de agroquímicos, para lo cual se considerarán los impactos económicos que pudiera provocar esta normatividad, de manera que habrán de activarse mecanismos económicos y de fomento para facilitar su implementación.
El cuarto eje, plantea una política atmosférica científica derivada de un monitoreo atmosférico y entre sus herramientas está impulsar la investigación y la innovación tecnológica como base de las políticas para mejorar la calidad del aire.
Sugiere además reforzar la investigación relacionada con los riesgos y costos en la salud de las personas y afectaciones a los ecosistemas provocados por la exposición a la contaminación y proyectar el impacto de las acciones previstas para mejorar la calidad del aire.
El desafío es atender el entorno que condiciona la producción y el procesamiento de datos, por lo que se revisarán y homologarán los procedimientos utilizados para recopilar información, las metodologías para procesarla, y asegurar las capacidades del capital humano que realiza ese trabajo, además de analizar las agendas de investigación científico técnica.
Expone que contar con información robusta y confiable sobre la calidad del aire dará más visibilidad a quienes la originan, y permitirá que las instituciones que convergen en la estrategia compartan y abatan las brechas de colaboración que existen entre ellas.
Para ello, señala como prioridad fortalecer la agenda nacional de investigación científica y técnica para incrementar la producción de información y articularla con el diseño e instrumentación de políticas y programas relacionados con la calidad del aire.
El último eje, hace referencia a la sensibilización y la promoción de actividades concretas de la sociedad, la difusión de la calidad del aire, sus efectos en la salud y en los ecosistemas, así como los riesgos por exposición.
También busca promover actitudes y conductas ciudadanas que contribuyan a mejorar la calidad del aire, impulsar la participación ciudadana, crear conciencia sobre el uso de productos y prácticas que afectan la calidad del aire en exteriores e intramuros.
La estrategia propone conjuntar esfuerzos de diversas instituciones y órdenes de gobierno para que la sociedad conozca más sobre la contaminación atmosférica, mediante la homologación de información entre sociedad, autoridades, expertos e investigadores.
Otro asunto fundamental es fomentar el consumo de productos de uso cotidiano más amigables con el ambiente y desincentivar el uso excesivo del automóvil.
En el ámbito educativo, plantea involucrar a las autoridades para reforzar los temas asociados con la contaminación de la atmósfera en los programas escolares, desde la educación básica hasta la media superior.
De esta forma, los cinco ejes que integran la ENCA se articularán en un marco sustentado en un sistema de información robusto, transparente y oportuno que permitirá dar seguimiento a las acciones que implementa la estrategia, habilitando de este modo un proceso de evaluación permanente.